Disfrutando de un antiguo oficio.


Seguro que habéis oído antes eso de "a mi me han gustado los libros, de toda la vida", y es que es un tema muy recurrido para rellenar conversación. Yo no quiero caer en el tópico. Pero sí quiero contar cómo he llegado a caer rendida a la satisfacción de hacer desde cero tus propios libros y encuadernaciones. 

"Tuve libros, antes que amigos". Esa es la realidad. Mis libros, aunque infantiles, eran mi refugio, mi patio de juegos, mis amigos... siempre estaban ahí, en cualquier momento. Siempre podía recurrir a ellos, cuando estaba contenta, cuando estaba triste...en ellos siempre hallé lo que necesitaba. Mi mundo eran los libros, porque en los libros encontraba toda clase de mundos. Si un libro me atrapaba, era capaz de no ir a jugar, solo por el gusto de seguir leyendo. A mi manera yo ya jugaba dentro de mis libros y sus historias. Crecí leyendo y viendo a mis mayores leer y comprar libros para leer, no para decorar las estanterías. En mi casa no hacía falta que fuera un cumpleaños para regalar o que te regalaran un libro. 

Llegado el momento de decidir lo que quería hacer en la vida, pensé que lo mejor era dedicarme a hacer algo que me apasionara y me gustara. Y mis opciones fueron la decoración de interiores o la restauración de libros. Por muy diversos motivos no pude hacer ni lo uno ni lo otro. Así que, con el tiempo, me estoy sacando las espinitas clavadas. Mis aficiones son las miniaturas de casas de muñecas y la encuadernación artesanal, en especial, ésta última. Comencé a encuadernar hace tres años y cada día me llena más. 

El tiempo y la experiencia me fueron enseñando que la vida no es más que una sucesión de momentos buenos y malos, que pueden durar más o menos, pero que acaban conformando lo que eres, y es preciso conservar en la memoria. La mayor parte de mis "momentos" están relacionados con libros, con historias, anécdotas, fotografías...y yo los quiero conservar encuadernándoles a todos.

Hace un par de años encontré a mi maestro, Fernando Mateo, maestro encuadernador desde hace treinta años; quién, desde los cursos del Taller La Casa del artesano, me ha enseñado poco a poco los entresijos de la encuadernación y a disfrutar de la paz y la satisfacción que reporta el goce de un antiguo oficio artesano. 

En este blog intento mostrar mis avances de aficionada en éste increíble mundo, que aún sigue utilizando las técnicas y herramientas  que se usaban hace cientos de años. Muestro tanto las cosas que me salieron bien, como los errores cometidos, porque creo que se aprende más de los errores que de los triunfos, y que siempre tenemos que tenerlos presentes para no confiarnos, y mejorar siempre un poquito más. Espero que os guste.


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